domingo, 18 de noviembre de 2007

El reino del revés: ¿sabías que tomar edulcorante engorda?


  • Altera la percepción de las papilas gustativas, produciendo una especie de acostumbramiento que obliga a consumir cada vez más cantidad de alimentos y bebidas cada vez más dulces.
  • Por eso mismo, contribuyen a que la persona suba de peso.
  • Aquí, la cara oculta de los edulcorantes y sus consecuencias sobre la salud.

Ponerle edulcorante al café no es, necesariamente, sinónimo de estar a dieta: “Ya me acostumbré y me gusta más así que con azúcar”, dicen muchos. Otros lo utilizan porque están siguiendo una dieta para adelgazar sin saber que el consumo de edulcorantes causa el efecto contrario al que buscan:

“Los edulcorantes alteran la percepción de las papilas gustativas, produciendo una especie de acostumbramiento, que obliga a consumir alimentos y bebidas cada vez más dulces y cada vez en mayor cantidad”, explica la doctora Elba Albertinazzi, presidenta de la Asociación Argentina de Médicos Naturistas, mientras define a los edulcorantes: “La sacarina, el ciclamato, el aspartamo (o aspartame), el acetodulfamo K y la sucralosa, son sustancias sintéticas o modificaciones de sustancias naturales (como la sucralosa) que dan sabor dulce a los alimentos y las bebidas, sin aportar calorías”.


Pero a pesar de que no aportan calorías, engordan, ¿cómo puede ser?

"Si ingerimos alimentos o bebidas edulcoradas en forma habitual es más difícil abandonarlos que el mismo azúcar natural, porque una persona que se acostumbra a consumir edulcorantes no 'siente' el sabor del azúcar ya que ésta no alcanza a estimular el gusto dulce tanto como los edulcorantes", señala Albertinazzi.

Los edulcorantes, que tienen sabro dulce pero no aortan energía, "confunden" al cuerpo y generan depósitos de grasa.

"Por otro lado -continúa explicando la médica-, los hidratos de carbono (que poseen sabor dulce) tienen una función energética y existen hormonas que detectan el 'sabor dulce' y lo relacionan con la entrada de glucosa en el torrente sanguíneo para suministrar energía que el organismo puede usar en el momento para la contracción muscular -por ejemplo los deportistas- o depositarla como glucógeno en el hígado. Cuando ingresa glucosa, el glucógeno de depósito se transforma en grasa".


Según Albrtinazzi, el edulcorante tiene sabor dulce, más intenso aún que el de la glucosa, pero no provee energía. Entonces, cuando el organismo reconoce el sabor pero no puede realizar sus funciones porque en realidad no hay azúcar, sólo consigue transformar el poco glucógeno en grasa y esto puede ocasionar 'hígado graso' si queda en el hígado o aumentar el tejido adiposo. Y así es como los edulcorantes provocan aumento de peso.


"Además, al detectar que no hay glucosa, se estimula el apetito sobre todo de los alimentos que naturalmente tendrían que proveer energía: azúcares y lípidos. Y al seguir comiendo alimentos ¨light¨ (bajos en calorías, 0% de grasas) se produce un círculo vicioso, con aumento de la cantidad de comida…..y aumentos en los depósitos de grasas".

"Por eso -señala la médica-, los alimentos y bebidas Light o dietéticas, no consiguieron disminuir la epidemia mundial de obesidad y diabetes: al contrario, aumentó su incidencia en el mundo civilizado…y actualmente en los países como China, donde se introdujeron en los últimos años".

Y para ponerles nombre y apellido a los culpables, Albertinazzi hace un recorrido por los distintos tipos de edulcorantes, sus orígenes y sus efectos sobre la salud:

"Además, al detectar que no hay glucosa, se estimula el apetito sobre todo de los alimentos que naturalmente tendrían que proveer energía: azúcares y lípidos".


- La sacarina (1878) es el edulcorante sintético más antiguo y popular, debe evitarse durante el embarazo, pues atraviesa la placenta, y se ha observado un efecto indeseable sobre el feto en los animales. Es un derivado de las sulfamidas y puede causar alergia en algunas personas, su eliminación por orina produce una irritación crónica.


- El ciclamato (1937) es un edulcorante industrial, no muy estudiado hasta ahora: se lo relacionó con cáncer de vejiga, y con posibles efectos dañinos sobre el embrión o el feto, pero no se han detectado problemas en las cantidades utilizadas habitualmente; a pesar de ello, por las dudas y por el desconocimiento que se tiene, su uso no es demasiado recomendable, sobre todo en niños, ya que se usa en bebidas y postres.

- El aspartamo (1965) tiene un poder edulcorante muy alto (200 veces superior al del azúcar de mesa), su consumo debe limitarse en las personas que padecen fenilcetonuria. No soporta temperaturas altas , por lo que no se usa para cocciones al horno.

- El acesulfamo K (1967) es 200 veces más dulce que la sacarosa, y presenta gran estabilidad en las aplicaciones alimenticias. No se metaboliza: se excreta sin cambios.

- La sucralosa -Splenda(R) o aditivo E955-. Es 320 a 1000 veces más dulce que la sacarosa, casi el doble de la sacarina y cuatro veces más dulce que el aspartamo. La sucralosa se extrae del azúcar a través de un proceso patentado de varios pasos que sustituye selectivamente tres átomos de grupos hidróxilo por tres átomos de cloro en la molécula de sacarosa. Los átomos de cloro crean una estructura molecular que es excepcionalmente estable y unas 600 veces más dulce que el azúcar, aunque el exceso de cloro es tóxico para el organismo.

El Jarabe de Maíz de Alta Fructosa, que está presente en muchísimos alimentos, puede producir lesiones hepáticas. Además, como estimula la secreción de insulina, aumenta el apetito.

- El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) se fabrica mediante la isomerización de la dextrosa en el almidón de maíz. Ha reemplazado al azúcar en muchos alimentos y bebidas, por su mayor poder edulcorante y solubilidad que le permite incorporarse fácilmente a los productos, por sus propiedades funcionales que realzan el sabor, el color y la estabilidad del producto y por su bajo precio. Además sinergiza el potencial edulcorante de la sacarosa y de otros edulcorantes no nutritivos y por eso se usa industrialmente.

El jarabe de maíz de alta fructosa está presente en numerosos productos: gaseosas, bebidas de fruta, bebidas deportivas, productos horneados, caramelos, mermeladas, yogures, condimentos, alimentos enlatados y envasados y otros alimentos endulzados.


Sin embargo, el JMAF produce graves daños en la salud: La sobrecarga del hígado con fructuosa aumenta el ácido úrico, por lo que puede producir lesiones hepáticas. Secundariamente, estimula la secreción de Insulina, lo que aumenta el apetito.

Jueves 15 de Noviembre de 2007 09:18 Gabriela Lima

Ya leiste alerta con la coca Zero?

No hay comentarios.: